Estudiante ecuatoriana en China: La comunidad internacional debería buscar una cooperación real por un fin común, sin intereses mezquinos

2020-05-13 16:12:23 Fuente: Spanish.xinhuanet.com Texto : Yasef Ananda

Foto: proporcionada por Paola Gabriela Guañuna


China es la casa de estudios de más de 500,000 ciudadanos extranjeros. De acuerdo a estadísticas publicadas por el Ministerio de Educación, más del 60 por ciento son jóvenes de países ubicados a lo largo de la Franja y la Ruta. Desde el brote de la epidemia de COVID-19 causada por el nuevo coronavirus, las autoridades chinas han otorgado especial atención a la protección de sus estudiantes extranjeros y han redoblado esfuerzos para garantizar la salud de aquellos que residen en Wuhan, provincia de Hubei, epicentro del brote.

Paola Gabriela Guañuna, 34 años, es una ecuatoriana candidata a doctor en administración educativa e innovación por la Universidad Normal de Beijing. Desde que llegó a Beijing en el 2015, el gigante asiático ha sido su segundo hogar. Durante los momentos difíciles, permaneció en China hasta el 14 de enero.

En diálogo con Pueblo en Línea, la joven latinoamericana asegura que siempre se ha sentido muy protegida dentro de la universidad porque confía en la responsabilidad de las autoridades para manejar cada situación.

"He seguido de cerca el proceso que ha llevado a cabo mi universidad BNU (Universidad Normal de Beijing) para proteger a los estudiantes extranjeros, se establecieron medidas estrictas para el aislamiento social, distribución de mascarillas y gel desinfectante, provisión de alimentos a las habitaciones y desde los restaurantes, esterilización de espacios comunes y habitaciones, actividades para mantenerlos ocupados, asistencia psicológica, clases en línea usando Wechat Work, Zoom y Classin".

Desde Ecuador, Paola Gabriela se mantiene muy vinculada a la Universidad Normal de Beijing. Todos los días llena el formulario donde reporta su estado de salud, e incluso la propia universidad le ofreció enviarle máscaras si era necesario. El permanente contacto con los coordinadores académicos chinos ha logrado que, aunque estando lejos, la conexión con China se fortalezca, viva dentro del horario del otro lado del mundo y verifique los progresos del pueblo chino en la lucha contra el nuevo coronavirus.

"Me conmovió cuando los habitantes de Wuhan salieron a decir palabras de ánimo al balcón, cuando el personal de salud regreso a sus casas y abrazaron a sus seres queridos, cuando voluntarios ayudaban en la compra a sus vecinos. El pueblo chino hizo todo lo posible, lo que para muchos en Occidente lo vemos imposible, para contener el virus: construcción de hospitales en pocos días y el compromiso de médicos, enfermeros, científicos dando el 100% para salir de la crisis", afirma a Pueblo en Línea.

Sus amigos chinos siguen ocupando un lugar muy especial en su nuevo día a día. A través de la red social china Wechat, el grupo se ha mantenido activo intercambiando fotos. Gracias a los testimonios de sus compañeros que están en China, la estudiante ecuatoriana percibe "que hay esperanzas de volver a salir y vivir una vida mejor".

"Algunos de mis amigos que viven en China se sienten muy seguros y tranquilos, otros dentro de las universidades se encuentran bien, aunque un poco cansados del confinamiento. Ellos extrañan salir a los lugares que antes visitaban".

El 16 de enero y después de un largo viaje, Paola Gabriela pudo llegar a Ecuador. Recuerda que en ese momento poco o nada se sabía del brote a nivel mundial. Su protección fundamental durante el viaje fue el uso de máscaras.

"Una costumbre aprendida en China", puntualiza. "Incluso en Ecuador lo hacía sin notarlo. Mi familia y amigos lo encontraban muy raro, y ahora todos usamos mascarillas para salir de casa".

Díficil la situación que encontró en su país natal: toques de queda, cuarentena, urgencia de materiales sanitarios y atención médica. Sin embargo, "hay acceso a la compra de equipos de protección y víveres para la población civil y no hay problemas de desabastecimiento".

"Somos un país que depende del trabajo del día a día. El toque de queda es de 2 pm a 5 am todos los días. Ahora estamos en la fase de la “nueva normalidad”, con semáforo en rojo -que es similar a la cuarentena- pero se han permitido algunas actividades económicas con entregas a domicilio. La mayoría de las familias no salen, hacen actividades dentro de casa, estudiar, trabajar o buscar alguna distracción", destaca.

Hasta la fecha, Ecuador reporta 31,881 personas contagiadas, 1,618 fallecidos y 3,433 recuperados.

"Como país tenemos un problema de manejo de recursos y logística, se ha hecho muy difícil el manejo de esta crisis", señala.

Debido a que llevaba varios años fuera de su hogar disfrutando de una beca del gobierno chino, su regreso también ha sido un tiempo propicio para el reencuentro con sus padres, cocinar juntos, emprender un huerto familiar donde siembran tomates, lechugas y otros brotes. Y aunque el ambiente dentro de su casa es muy amigable, se siento un poco triste e impotente por no poder hacer más que quedarse en casa y ayudar dentro de lo poco que está a su alcance. En cambio, su hermano se mantiene trabajando en el sistema judicial. Aunque no se han podido encontrar físicamente, Paola siempre mantiene un diáfano pensamiento: que no se contagie y esté a salvo.

"La experiencia de China es muy valiosa, hay varios ejemplos que podríamos seguir (cuarentena estricta, distanciamiento social, adecuada educación en línea, uso del teléfono para pagos digitales, buen manejo de recursos, diferenciación de horarios de trabajo), pero creo que el más importante es la disciplina, la misma que lleva un compromiso por velar por la higiene y distanciamiento de nosotros como individuos que conlleva el respeto por el espacio de los demás y así mantener un adecuado distanciamiento social que nos permita continuar con nuestras actividades".

Dentro de la cooperación y solidaridad de China con países afectados por la pandemia, el Estado chino, asi como diversas empresas y organizaciones, han donado recursos materiales a Ecuador.

"Como ecuatoriana que ha vivido en China por varios años este gesto me ha conmovido mucho y me siento profundamente agradecida con el pueblo chino. Con respecto a mis amigos y familiares han mostrado su agradecimiento y cariño al respecto, creo que la solidaridad es un gesto que uno no olvida, que trae esperanza y crea lazos inquebrantables".

Desde su punto de vista, si otros países hubieran tomado en cuenta desde enero la gravedad de la situación, se habría minimizado el impacto del nuevo virus que hoy se extiende por el mundo. Pero ahora ya está hecho. Y aunque no se puede cambiar el pasado, si podemos aprender de él.

"La comunidad de destino compartido busca la integración de los pueblos, respetando sus respectivas particularidades, con paz duradera, seguridad universal, prosperidad para todos, apertura e inclusión. Tomando en cuenta estos preceptos la comunidad internacional debería buscar una cooperación real por un fin común, sin intereses mezquinos".

"Ahora lo que nos queda es cooperar y aprender de los países que tienen más experiencia con el manejo de esta crisis, es momento de ser una comunidad en la que prime el intercambio de conocimientos. Juntos somos más fuertes", manifiesta a Pueblo en Línea.

Ante los rumores que circulan sobre el origen del nuevo coronavirus, Paola Gabriela entiende que un virus no es algo que se pueda prever, y que pudo haber aparecido en cualquier otro lugar. A su juicio, el mundo está en pánico y por eso a la hora de buscar respuestas, lo que busca son culpables y la gente no se enfoca en proponer soluciones.

"China debe mantener la cabeza en alto y hacer las cosas bien como lo ha venido haciendo, no se puede permitir que se trate de desinformar sobre este tema tan delicado. En Occidente no se entiende mucho sobre China y eso deja mucho margen para la desinformación. Si la gente lee y se informa de todo lo que China ha hecho, como combatieron el brote y la gran solidaridad que tiene con los países más necesitados, seguro que esta visión cambiará."

Acostumbrada a vivir en China, se confiesa amante de cada detalle de su vida en Beijing.

"Nunca me había sentido tan segura como mujer en una ciudad viviendo sola, ni había sentido tanto apoyo para continuar mi carrera. Amo mi casa, pero China es mi segundo hogar donde me gusta aprender y crecer como profesional, donde todos los días hay algo nuevo por descubrir, donde anhelo trabajar en la cooperación entre Ecuador y China. Espero volver pronto". 


Edición: Han Yu
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