Las oportunidades que la Iniciativa de la Franja y la Ruta pueden brindar a Perú
La Iniciativa de la Franja y la Ruta es una propuesta de interconectividad en infraestructura que planteó el presidente chino, Xi Jinping, en 2013, basada en la antigua Ruta de la Seda que existió desde el siglo II a.e.c. y que unía Asia, Europa y África. Esta iniciativa se centra en establecer nuevos caminos en la cooperación internacional para la apertura comercial y el desarrollo de los países que la integren.
Pero esta no sólo se centra en los continentes mencionados. Durante el Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional, realizado en mayo en Beijing, el presidente chino hizo un llamado a todos los países a participar en este proyecto, pues este es inclusivo y abierto y se desea que sus beneficios sean compartidos por todos.
Históricamente la Ruta de la Seda se extendió a Latinoamérica en el siglo XVI a través del Galeón de Manila (o la Nao de China), que hacía viajes de ida y vuelta una o dos veces por año a través del océano Pacífico desde el puerto de Acapulco en México hasta Manila en Filipinas, y transportaba mercancías chinas, como la seda y la porcelana, a países como México y Perú. Esta ruta histórica fue la que inició los primeros contactos comerciales entre China y Latinoamérica.
Actualmente Latinoamérica es una región desintegrada con una gran necesidad de infraestructura. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL), los países latinoamericanos requieren invertir un 6,2 % de su PBI anual desde 2012 al 2020 para satisfacer las necesidades que surgiesen de las empresas y los consumidores. Sin embargo, estos solo han llegado a invertir en promedio un 2,7 % en la última década.
Según el BID, Perú invierte más en infraestructura que los demás países de la región. En promedio llega a casi el 4,5 % del PBI (sumando inversión pública y privada), pero esto no es suficiente.
Mejora de su infraestructura
En Perú, la mayor parte de la infraestructura se desarrolla a lo largo de la línea costera del país, y menos en los Andes y la Amazonía. La razón es que la geografía es muy difícil en estas dos últimas zonas.
Perú, asimismo, tiene una ubicación estratégica, pues se encuentra en el centro de la costa sudamericana, lo que podría convertirlo en una plataforma logística que conecte esta región con Asia a través del Pacífico. En este sentido, la Iniciativa de la Franja y la Ruta es importante, pues le permitiría a Perú tener acceso a mayores inversiones chinas. Por ello, el país debería considerar proyectos interregionales propuestos por China y vinculados a esta iniciativa, como el Corredor Bioceánico con una ruta que conectaría el océano Pacífico con el Atlántico, y que pasaría por Brasil y Perú.
China es un país muy importante para Perú, pues es su primer socio comercial y el mayor inversor en proyectos mineros y energéticos en el país. Si bien lo que más exportamos a China actualmente son materias primas, en especial minerales (96 % del total exportado), las cuales sirven para potenciar el crecimiento económico de este país, cada vez más estamos exportando productos con valor agregado, especialmente productos del sector agroindustrial como uvas, espárragos, aguacates, entre otros, dirigidos a la creciente clase media china que busca un estilo de vida más saludable.
Mientras tanto, las importaciones desde China son principalmente productos manufacturados como motocicletas, autos, computadoras, etc., que gracias a sus precios accesibles han permitido la mejora en el nivel de vida de muchos peruanos.
Perú forma parte del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII) desde el 27 de marzo de este año. Este fue un acontecimiento muy importante si se considera el hecho de que este banco tiene como meta centrarse en la financiación de la infraestructura sostenible, la conectividad entre países y la movilización del capital privado. Además, la Iniciativa de la Franja y la Ruta apoya considerablemente a los países que forman parte de esta, pues el BAII financia los proyectos de infraestructura de la Franja y la Ruta que llevan a cabo empresas públicas y privadas en conjunto con capitales chinos.
La extensión de la Franja y la Ruta a Latinoamérica
Los países integrantes de la Alianza del Pacífico (Colombia, México, Chile y Perú) necesitan de inversión en infraestructura física en materia de transportes y comunicaciones. Los países de la Alianza del Pacífico podrían aprovechar la extensión de la Franja y la Ruta presentando, de manera conjunta, proyectos de inversión en infraestructura de interés para China y que se relacionen con la iniciativa para incrementar el comercio, las inversiones y la movilidad intrarregional, con Asia y especialmente con China, que es un gran país emisor de turistas.
Por ejemplo, el número de turistas chinos que vienen a Perú es aún muy pequeño. Según datos oficiales, en 2015 de los 3,5 millones de turistas que llegaron al país solo 19.243 fueron chinos (cuando 78 millones de chinos viajaron al extranjero en ese año). Hay varias razones por las cuales el turismo chino en Perú es aún bajo. Una de ellas es la falta de rutas aéreas directas.
Como se dijo, Perú necesita de infraestructura física y en esto los inversores chinos podrían estar interesados, pues tienen la experiencia y el potencial ya que China es un país muy interconectado y sus empresas cada vez participan de proyectos de infraestructura en Asia y África, además de ofrecer financiamiento en términos muy competitivos.
La difícil geografía de Perú no sería un obstáculo para las empresas chinas, pues ellos han construido ferrocarriles y carreteras, atravesando desiertos, selvas y estepas.
Perú, precisamente por tener una gran brecha en infraestructura (68.815 millones de dólares a 2020, según un estudio publicado en 2015), es un destino atractivo para los inversionistas que quieran incursionar en sectores como el de las telecomunicaciones (donde la brecha será de 12.603 millones de dólares a 2020). Durante mi estadía en China, donde estuve haciendo un MBA de septiembre de 2016 a junio de 2017, disfruté del servicio de Internet y telefonía móvil china, el cual me permitió acceder a una plataforma de pagos móviles a través de WeChat, ofrecida por la empresa Tencent, que me permitió pagar bienes y servicios sin usar dinero en efectivo, pues se encontraba vinculado a mi tarjeta de débito del Banco de China. Esta tecnología no se encuentra presente en Perú, por lo que las empresas chinas podrían venir a invertir en ello.
Otro de los servicios que disfruté durante mi estadía en Beijing fue el uso del tren bala, que me permitió viajar en corto tiempo a las principales ciudades de China como Shanghai, Tianjin y Nanjing. Mientras que en Perú no contamos con este servicio público.
La Iniciativa de la Franja y la Ruta no sólo busca revivir la antigua Ruta de la Seda, sino expandirla a todo el mundo y que sus beneficios conlleven al desarrollo, la armonía y un futuro mejor para los pueblos.
(Autor: María Osterloh)
*María Osterloh es estudiante peruana de IMBA en el Instituto de Mercados Emergentes de la Universidad Normal de Beijing.