ESPECIAL: Puente Parapetí, sueño de indígenas guaraníes hecho realidad en Bolivia
La inauguración del moderno y colosal puente sobre el río Parapetí, en el departamento boliviano de Santa Cruz (este), significa un "anhelo hecho realidad" para los pueblos indígenas guaraníes habitantes de la zona.
"Hemos anhelado siempre como zona indígena las carreteras y con puentes modernos", dijo a Xinhua el jefe de la comunidad local San Antonio, Salomón Tórrez, respecto a esta obra crucial en la conexión del proyecto carretero El Espino-Charagua-Boyuibe.
"Hoy por hoy se ha hecho realidad, por eso estamos felices, por tener esta obra de gran magnitud y su puente moderno que pasa justamente por nuestro territorio, porque nos ayudará a crecer a nuestro pueblo empobrecido", dijo Tórrez.
Por tradición y por respeto, Tórrez tuvo que pedir permiso a su pueblo para ser entrevistado, además de ser acompañado por otros miembros de su comunidad.
Con la sobriedad y la reverencia de prácticas ancestrales, el representante comunitario agradeció la visita de los periodistas de Xinhua a su pueblo.
Otros representantes guaraníes se animaron también en la ocasión para opinar sobre este emprendimiento carretero a cargo de la estatal China Railway Group Limited, conocida como CREC.
Bajo la modalidad de "llave en mano", la ruta asfaltada de doble vía contempla una extensión de 160 kilómetros y la construcción de 24 puentes, tres de ellos de gran magnitud.
La obra carretera, iniciada en junio de 2018, tiene un costo de 253 millones de dólares financiados por el Estado Plurinacional de Bolivia mediante un crédito con el Eximbank de China.
El proyecto tiene hasta la fecha un avance de alrededor del 50 por ciento, de acuerdo con la evaluación de autoridades de carreteras.
Con paso firme, serio y con la práctica ancestral de masticar entre sus dientes un bolo de hoja coca, el urubichá guazú, "jefe máximo" en lengua guaraní, Eugenio Vitingay, se asomó a la entrevista ante la mirada vigilante de sus hermanos y líderes de la comunidad.
Bajo la sombra de un árbol para protegerse del intenso calor de 30 grados Celsius, Vitingay mostró cierta suspicacia por la visita de foráneos, pero luego de conocer los detalles soltó sus respuestas sencillas, que reflejaron que es un conocedor del pueblo guaraní.
Se le observó muy agradecido por el proyecto carretero, que espera que la empresa china concluya en los términos pactados, aunque igualmente mencionó que estarán vigilantes para que el Estado boliviano honre con el contrato en beneficio de los indígenas.
Vitingay confesó que en un principio estuvo incrédulo del proyecto, pero "hoy estoy convencido del progreso".
Desde su punto de vista, se demostró que la modernidad puede llegar a lugares alejados, donde indígenas y animales conviven con la naturaleza, con respeto del territorio indígena, la identidad y el medio ambiente.
El jefe guaraní se refirió al nuevo puente, que sustituye al anterior de 63 años, como una muestra de que los pueblos indígenas también pueden aspirar al progreso con identidad cultural y con la conservación del ecosistema.
Por su parte, el coordinador indígena entre la empresa CREC y la comunidad Ipitakuape, Juan Pinto, pidió ser entrevistado en el viejo puente ferroviario, que desde 1957 sirve a los lugareños para conectarse, pese a su altura y peligrosidad.
Pinto se ubicó encima del emblemático puente ferroviario para mostrar con ello el reto que a diario deben vencer los guaraníes que quieren pasar de una comunidad a otra.
Desde ese lugar señaló la moderna construcción que se divisa en paralelo con la antigua vía.
Su intención con ello fue mostrar la diferencia entre ambos puentes, y manifestar el orgullo de que su pueblo fue de los principales protagonistas de esa obra, pues el 85 por ciento de la mano de obra contratada por CREC corresponde a personas originarias.
"El sueño ya está cumplido", comentó Pinto con un respiro profundo.
El viejo puente continúa vigente pese al paso de los años, y permite la conexión de varias comunidades guaraníes.
Por ahí pasan desde animales, vehículos y personas, hasta el propio tren, para lo que originalmente fue construido con sus tres metros de ancho, altura de al menos 50 y sin barras de seguridad a los costados.
El puente ferroviario ahora será sustituido por el nuevo sobre el río Parapetí, el cual se encuentra a unos 300 metros en paralelo, con dimensiones estructurales formidables, según el ingeniero Mario Pérez, especialista en puentes, quien explicó algunos de los alcances del emprendimiento.
El nuevo puente tiene 306,5 metros de longitud y 10 metros de ancho, sin contar con el andador para peatones.
Pérez comentó que cuenta además con todas las características ambientales y de seguridad necesarias, capaz de soportar los intensos aluviones en la época de lluvias.
La china CREC se encargará también de construir otros dos puentes de similares dimensiones y características: Saipurú y Cuevo.
Las construcciones tendrán entre 250 y 300 metros de longitud, y forman parte de los 24 puentes que se emplazarán sobre ríos y quebradas, contemplados en el proyecto carretero El Espino-Charagua-Boyuibe en Santa Cruz.
Entre las localidades guaraníes que se beneficiarán con ello en la región destacan Tacobo, Yaguarenda, Guariri, Masavi, Takuru, Saipirú, Taputá, Guirapukuti, Pirití, Charagua, Machipo, Pueblo Nuevo, San Antonio de Parapetí, Ipitakuape, Itatiki, Camatindi y Boyuibe, entre otras.