ESPECIAL: Joven actriz yucateca lleva lazos históricos entre China y México a serie de emisión en directo

2023-03-16 10:11:40 Fuente: Agencia de Noticias Xinhua

MÉRIDA, México, 14 mar (Xinhua) -- Becky Zhu Wu, una joven yucateca de ascendencia china, nunca creyó que su vida la llevaría, a sus 22 años, a representar en la pequeña pantalla algunos de los lazos históricos que unen sus dos patrias: China y México.

Intérprete del personaje de Adela Cheng, en la nueva serie en plataforma de emisión en directo "La Cabeza de Joaquín Murrieta", Becky dijo a Xinhua que nunca estudió teatro o actuación, en parte porque no quería, por lo que su llegada al elenco de la producción fue algo bastante "chistoso" y fortuito.

"Soy una persona un poco introvertida, penosa. Entonces, como que jamás había cruzado por mi mente; quizás de pequeña como un sueño pasajero", explicó la actriz, cuyo personaje es una huérfana de ascendencia china que se encuentra con el legendario pistolero Joaquín Murrieta, el "Robin Hood" mexicano que inspiró a El Zorro, estableciendo con él una relación paternofilial y de aventuras.

La serie, ambientada en los años de la fiebre del oro en California, trata como parte de su argumento la presencia de una comunidad de chinos en el norte de México a mediados del siglo XIX, un hecho que actualmente "pocos conocen", según Becky.

Para ella, encarnar con su actuación a una joven de esa comunidad y conocer algunas de las peripecias que afrontó fue como acercarse a una historia que debía conocer por obligación.

"Estuve en ambos lugares (China y México) y cómo no conocer, básicamente, a la gente que hizo lo mismo que estoy haciendo o hicieron mis papás de abrirse camino aquí", comentó Becky, para quien haber desempeñado el papel de Adela en la serie significa mucho.

"Me siento feliz de que la gente lo respete y no se deje llevar por estereotipos ni nada. Me hace muy feliz ser un perfil tan específico en esa serie, representar como china a los chinos que estuvieron allí", explicó.

Becky obtuvo el papel gracias a que una amiga de Ciudad de México le comentó que, para interpretarlo, buscaban a una hispanohablante de raíces chinas que supiera hablar cantonés.

"Al principio tenía pena y temía que fuera mentira, pero finalmente me atreví, mandé el vídeo que pedían en el casting y me empezaron a hablar. Les gusté a todos y en unos días quedé", rememoró sobre su inserción en la serie.

Becky nació en Mérida, capital del sureño estado mexicano de Yucatán, el cual guarda una relación de tres siglos con China que permea la historia maya y la identidad yucateca.

Según narró, sus padres, ambos de origen chino, querían que toda la familia mantuviera sus vínculos con China y, al cumplir un año, la llevaron al país asiático para aprender su cultura y el idioma.

La hoy actriz pasó los años iniciales de su infancia con sus abuelos y regresó a México a los ocho años, donde es vista por sus amigos y conocidos como un ejemplo de la cercanía visible que hay entre China y México, pese a los miles de kilómetros que separan geográficamente a ambos países.

"Siempre me preguntan qué me gusta más, si China o México, y respondo que es muy diferente, muy distinto. Cuando estoy aquí extraño muchas cosas de China, sobre todo la comida. Y cuando llego allá y paso tiempo, extraño México", reconoció.

La joven detalló que su familia y la comunidad china de Mérida tratan de mantener las principales fiestas y tradiciones de China, sobre todo las más grandes, como el Año Nuevo Chino.

"Los que no estamos casados aún recibimos regalos, mayormente dinero, para ahuyentar las malas energías, las malas vibras (...) Lo hacemos con nuestros propios paisanos, nuestra propia gente. De mínimo sentirse chino y escuchar el idioma, compartir platillos chinos, ver las caras de gente china", explicó.

Esos detalles, añadió Becky, son como "un refugio de todo el año estar en un lugar donde quizás es diferente" y permiten juntarse con "gente que te hace sentir como en China".

Becky y su familia son parte del cuarto y más reciente proceso migratorio de chinos en Yucatán que, junto a sus precedentes del siglo XIX y XX, dieron forma a una relación recurrente e importante entre el estado peninsular mexicano y el país asiático.

La investigación del académico yucateco Luis Alfonso Ramírez, expuesta en su libro "El dragón y la ceiba. Chinos en el país de los mayas. Siglos XIX a XXI", detalla que la relación entre China y México empezó mucho antes de lo que algunas percepciones contemporáneas sugieren.

El recuento y análisis de la evidencia histórica por parte de Ramírez muestra que la presencia china en Yucatán data del siglo XIX, extendiéndose hasta el día de hoy, con visos de seguir aumentando a partir del creciente intercambio comercial y económico entre China y México.

En opinión del académico, el rastreo histórico de la presencia china en Yucatán muestra que geografías y culturas aparentemente distantes, como las de Yucatán o China, no lo son tanto.

"La manera de comprender las identidades regionales es comprender que somos mestizos culturalmente hablando. Somos producto de una gran cantidad de influencias. Nuestra identidad es en realidad un crisol en el que se van mezclando los elementos culturales, lingüísticos y hasta gastronómicos que nosotros pensamos como únicos pero que, si lo desmenuzas, encuentras pedazos de distintas culturas", dijo Ramírez en entrevista reciente con Xinhua.

El caso de Becky y su presencia en una serie de popularidad, interpretando a un personaje de la comunidad china del norte mexicano en el siglo XIX, es un ejemplo de ese "mestizaje cultural"; uno de los tantos frutos de los nexos que se han ido tejiendo entre China y México por tres siglos, a partir de intercambios y experiencias de diversa índole.

Edición: Lu Jiaqi