ESPECIAL: Amistad entre músicos de Venezuela y Portugal renace en Suzhou gracias a sinfónica

2022-08-25 08:49:21 Fuente: Agencia de Noticias Xinhua

NANJING, 24 ago (Xinhua) -- En 2003, el portugués Alex Alfonso Gonçalves y el venezolano Edgar Humberto Pulgar Guillén aprendieron a tocar el corno francés con el mismo profesor en Venezuela y se hicieron buenos amigos.

En 2007, los dos se separaron cuando Gonçalves, de 34 años, se fue a estudiar en Alemania. En ese momento ninguno de los dos hubiera podido imaginar que casi diez años después, a finales de 2018, iban a encontrarse de nuevo, y mucho menos en qué lugar: la ciudad china de Suzhou.

LA REUNIÓN

"No me imaginaba que íbamos a trabajar en la misma sección de la misma orquesta después de estar separados durante más de diez años", dice Pulgar.

Hace cuatro años y medio, Gonçalves se enteró de que la Orquesta Sinfónica de Suzhou estaba reclutando a intérpretes de trompa y envió su currículum. Llegó a convertirse en trompista principal y se trasladó a la ciudad, donde adoptó el nombre chino de "Lin Yali".

La Orquesta Sinfónica de Suzhou, fundada en 2016, tiene un equipo vigoroso e internacional. Más del 60 por ciento de los miembros son extranjeros, provenientes de 18 países y regiones de todo el mundo.

A Gonçalves, el ambiente acogedor de la orquesta le hizo recordar los buenos tiempos con su viejo amigo en Venezuela. Por eso, poco tiempo después de establecerse en Suzhou le envió una invitación a través de un amigo común, hablándole de la oportunidad que se le presentaba en el país oriental.

Al cornista venezolano la invitación le pareció algo sorprendente, pero decidió probar suerte y envió a la orquesta un video de su interpretación del instrumento. La evaluación fue positiva, y pronto fue citado para una entrevista. Cuando ya 2018 estaba por terminar, Pulgar se unió a la orquesta, y así se reencontró con Gonçalves.

LA AMISTAD

Rememorando el inicio de esta amistad, en los pasillos y salones de la Escuela de Música Mozarteum, en Caracas, hace 17 años, Gonçalves narra que Pulgar le cuidaba como un hermano mayor durante los años de aprendizaje, como participantes del programa "El Sistema" del Gobierno venezolano. Se trata de un programa social que ofrece enseñanza de música clásica a menores de edad sin reparar en la condición económica de los aprendices.

De allí, Gonçalves se fue a especializarse en la Universidad de Música y Teatro de Rostock, en Alemania, mientras que Pulgar primero trabajó en la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela y luego tomó la misión de enseñar música en Perú.

Al tomar cada uno su propio camino, la intensidad de la amistad bajó, pero a pesar del tiempo y la distancia, vino a renacer en Suzhou.

"Fue agradable reconectar con alguien que he conocido desde hace tanto tiempo", sostiene Pulgar, y agrega que como nunca había estado en Asia, con la ayuda y compañía de Gonçalves se le hizo más fácil familiarizarse con la cultura, el idioma y el funcionamiento de la orquesta.

Por su parte, Gonçalves atribuye al apoyo de Pulgar y de los demás colegas la persistencia en su búsqueda de un desempeño cada vez mejor como músico.

"Hubiera sido difícil durar tanto tiempo solo sin su apoyo", asegura el portugués.

LA VIDA EN CHINA

Según Pulgar, que para facilitarles las cosas a sus colegas chinos utiliza el nombre de "Peng Fuhai", la internacionalización de la orquesta es beneficiosa para los músicos, ya que les ayuda a perfeccionar las técnicas musicales mediante una comunicación estrecha y un aprendizaje mutuo, al tiempo que permite a sus miembros entender mejor el desarrollo de la música clásica en sus respectivos países y regiones.

Gonçalves comparte la opinión de su amigo, y añade que todos los músicos de la Orquesta de Suzhou son muy talentosos. Además, considera que la flexibilidad del horario y el ambiente amistoso les proveen una escena ideal para explorar sus potenciales.

Gonçalves dice que siempre ha tenido curiosidad por la cultura asiática y se siente atraído por los instrumentos tradicionales, como el erhu, que le recuerda algunas películas, por ejemplo las de artes marciales.

Para el cornista venezolano, sin embargo, la suona, o trompeta china, es el instrumento que más le ha impresionado. También se declara amante de la ópera de Beijing, y no duda en afirmar que una de sus obras favoritas es "Shajiabang".

Otro aspecto positivo de su aventura musical en tierras chinas es el aprendizaje de un nuevo idioma. Hoy, su más que aceptable domino del mandarín les permite interactuar con los lugareños sin mayor problema.

Junto con la Orquesta, Gonçalves y Pulgar han podido viajar por muchas ciudades chinas, entre ellas Qingdao, Shenyang, Taiyuan y Sanya. Aparte de las presentaciones, también sirven como promotores de la música clásica para la comunidad local, por ejemplo con visitas a escuelas de educación especial.

En su tiempo libre, como aficionados al ciclismo, participan en salidas con grupos de ciclistas chinos, con los que pedalean hasta el lago Taihu, en las afueras de Suzhou, o por las montañas Mogan, en la vecina provincia de Zhejiang.

A lo largo de sus viajes, los dos han sido testigos del rápido desarrollo y la rica diversidad cultural del país.

"La música es una de las formas con que la gente se conecta entre sí", puntualiza Pulgar, y explica que al interior de la orquesta, los músicos de lenguas maternas distintas se comunican utilizando el lenguaje de la música. "Eso es la razón por la cual la música tiene el poder de conmover al espectador", anota.

Dicha fuerza para conectar ha impulsado la creciente popularidad de la música sinfónica en China, coinciden los dos artistas, quienes manifiestan una enorme alegría por el hecho de que cada vez haya más jóvenes chinos que desarrollan una fascinación por este género clásico.

Edición: Jiaqi Lu